Mak, estás al corriente de todo
Si hace muy poco nos dejaba un desertor de pro, el bajista Bali Argandoña, justo hace unos minutos, uno de mis mejores amigos (gracias Edu) me da la mala nueva de que mi querido Mak (Santiago Benegas) también ha partido rumbo hacia el infinito para pasar a engrosar las filas de esa gran banda que tenemos en las estrellas compuesta por otros que se fueron antes. La lista, lamentablemente, comienza a ser extensa... como siempre digo, inevitable.
Sé que, por desgracia, dedico demasiado tiempo a dar noticias nada gratas en mis redes sociales, pero os juro que me siento con el deber de honrar la memoria de esos pequeños grandes héroes de mi mundo subterráneo valenciano. Ellos, muchas veces y sin saberlo, me brindaron el sol y con sus sueños de rock and roll ayudaron a que llegara hasta aquí. Me niego a que pasen de puntillas al baúl de los recuerdos. Para todos ellos mi respeto y admiración.
Santi fue la cabeza visible del proyecto Mak y Los Desertores. Voz y guitarra del combo que en su día bautice como la Creedence de Ribarroja... ya, ya... que exagerado, Manolo, pero quien los ha conocido seguro que ha quedado cautivado por la magia de estos ribarrojeros, tanto como personas como rockeros. Quien los ha conocido saben perfectamente de lo que hablo. Y me entienden. Esto es una cuestión que va más allá de tres acordes y una canción.
Grandes Los Desertores, grande Mak. En los 80 tuve la suerte de programarlos en Gasofa y en Garage. En mi corazón siempre ha habido un hueco especial para ellos. Incluso llegado los 90, 1998 para ser más exacto, publiqué con Subterráneo Records su disco "Jugando con el diablo". También escribí aquella hoja de promo donde decía de ellos: "A esta banda tienes que escucharla con una cerveza en la mano, marcando el ritmo con los pies y cogiendo a tu chica de la cintura (recuerda que tienes dos manos)... ...Regalan diversión, honradez y cariño. Mak y Los Desertores sobreviven libres de prejuicios, modas y postureos, son la humildad personificada sin estúpidos complejos. Maman y escupen rock sin contemplaciones. Y lo mejor de todo, no le deben nada a nadie".
Querido Mak, ya le pueden dar por culo a este "perro mundo". No hace falta que bajes, estás al corriente de todo.
Viaja. Descansa en paz. Te queremos.
(Foto por Javier Brisa)
Bali, calle arriba hacia el infinito
¡Vaya racha, señores!
El pasado 25 de julio, y con cierta quietud, estaba recordando la figura de Hilario Cortell con motivo del 20º aniversario de su fallecimiento. Y la verdad es que una vez transcurrido un prudente tiempo de duelo, la mirada hacia atrás en busca de recuerdos suele ser menos triste y te quedas con los grandes momentos, con todos aquellos que aún te hacen esbozar una sonrisa. Es la aceptación de lo inevitable. Es el camino de la vida. Son las leyes que en los 80's creíamos que no iban con nosotros. Bueno, ya sabemos la lección.
Lamentablemente, el libro de los adioses sigue inexorablemente llenando sus páginas. Hoy toca despedir a Bali J.S. Argandoña, bajista de los míticos Mak y Los Desertores, esa banda tan especial que siempre consideré como mi Creedence de Ribarroja. Bali, un tipazo auténtico, limpio de pose y clase obrera de verdad, como me acaba de comentar mi querido Edu Guillot, palabras que por supuesto, suscribo y amplío.
Vamos, Bali (+ Julio 2022), sigue calle arriba, hacia el infinito. Siempre estarás en nuestros corazones.
Foto por Teyma en Pub Dubliners
(Ribarroja de Turia, Valencia). Julio de 2010
Salva Mari, rock and roll y futbolín
Lo conocí allá por los comienzos de nuestra década favorita (los 80, claro, coño). Buen batería y una persona muy noble. Conectamos sin mayor problema. Teníamos la misma religión: Rock, cervezas y futbolín (vale, y algunas otras cosillas más, para que silenciarlo). En Gasofa pasamos inolvidables veladas. Fundó en 1985, con Valen Guillot, el sello discográfico Utopía Batusi. Con mis Cómplices grabamos en su Sono-Estudi el Lp "De espías, policías y ladrones..." (Discos Medicinales, 1986). Como bataca, justo un año después, grabó con Seguridad Social el sensacional disco "La explosión de los pastelitos de merengue" (Xiu-Xiu Records, 1987). Por los 90 se centró en el futbolín... ya te dije que era parte de nuestra religión.
Le perdí la pista con mi marcha a los madriles, pero a mi regreso me lo volví a cruzar en Llíria. Me seguía hablando con pasión del futbolín y de los campeonatos en que participaba. Me encantó verle tan entusiasmado con algo que solo los iluminados podemos entender: Sí, el puto futbolín. Iba con su hija Julia. Fue el 25 de septiembre de 2011, la foto es de ese día.
¿Quién tocaba aquella noche en la plaza principal de la Ciudad de la Música?: Seguridad Social. Así es, Casañ fue el culpable, por suerte, de que nos volvieramos a ver por última vez. Casualidades de la vida. Un abrazo gigante, mi querido Salva (+ Julio 2022). Descansa en paz.
Seguridad Social viaja hasta 1990
¡Oh, Dios mío! ¡Todo no van a ser malas noticias! Ya podemos decir que este va a ser el acontecimiento del 2022 sin temor a equivocarnos, por lo menos para los amigos de la Valencia subterránea. ¡Atención! ¡Atención! ¡La bomba! Preparen sus pesetas para este regreso al futuro. Aperitivo de lujo: Los Radiadores. Plato principal: INTROGLICERINA. ¡Ojo, esto no es ninguna banda tributo. Es la formación original de Seguridad Social que grabó este icónico disco! Así pues, en esas dos noches tan especiales formarán con José Manuel Casañ, Cristóbal Perpiñá, Emilio Doceda y Julián Nemesio... ¡ahí es na! Buena excusa para hacerme una escapada desde mi exilio en el Califato Independiente de la Vega Baja. Pelos como escarpias. Carne de gallina. ¡Acción! 1, 2, 3, movamos los pies.
La cita será en la coqueta sala 16 Toneladas de Valencia el viernes, 28 y sábado, 29 de enero 2022. Las entradas se pondrán a la venta a partir del próximo 5 de noviembre.
¿Abelardo y Eloisa?
No creo que a comienzos de la década de los 60, de cuando datan estas fotografías en blanco y negro, por nuestras cabezas pasara nada más allá de comer, cagar, llorar, reír y jugar. Estoy convencido.
Ni siquiera puedo adornarme contando que nuestros padres nutrieron aquella infancia a ritmo de rock. Que cuando comenzábamos a gatear y a contar hasta cuatro, por los rincones de casa sonaban en el tocadiscos los Beatles, Rolling Stones, Otis Redding, Beach Boys o The Kinks, oiga, ni la Creedence Clearwater Revival... y ojo, que no vacilo de Velvet Underground, The Stooges o King Crimson, para rock progresivo y sinfónico estaba mi madre con 4 churumbeles en aquella época. Creo que el "Borracho" de Los Brincos fue lo más osado con lo que vi que se arrancara alguna vez, eso sí, ayudada por una copita de anís El Mono. Impagable ese momento en que te miraba señalando con el dedo y decía ¿Borracha yo? ¡Tururúuuuu! Y qué narices, mi suegro era de Antonio Molina y mi padre de Marifé de Triana. Ahora podría apelar a aquello de Serrat de que yo nací en el Mediterráneo, pero ni eso, soy canario, digo guagua, pisco, chachi, mojo, millo... Soy Atlántico. Bohemio, no checo, errante. Enamorado de la moda juvenil y de la Costa de Valencia, incluso de la Blanca. Y amo a Madrid a pesar de no tener playa.
Analizada la situación, lejos quedaría, entonces, la hermosa historia de amor entre Abelardo y Eloisa que por fortuna descubririamos juntos de la mano allá por el 78 y la rubricaríamos a sangre y fuego en aquel inolvidable verano de 1979. El fin de la década, el año que Burning publicó su mejor disco.
Ahora ya han pasado 42 años. Muchas noches de rock and roll. Muchos días de aprendizaje. Muchas noches y días vividos con el único objetivo de disfrutar juntos y con nuestros amigos. Toda una vida intentando no joder a nadie. Y lo mejor, sigo tan enamorado de ella como cuando la conocí.
Tenía que gritarlo al viento, me puedo permitir el lujazo de ser cursi, y qué mejor que contarlo aquí para los que me quieren y que quiero también.
Cuídense.